La situación social de las provincias de Santa Fe, Córdoba, Mendoza, La Pampa, Santa Cruz y Tierra del Fuego es muy buena. En Buenos Aires, Entre Ríos, Río Negro, Chubut y San Luis, la evalución es buena. Para San Juan y Corrientes, regular. En las demás provincias, que comprenden Neuquén y todas las del norte, mala. Pero hay tres -Chaco, Formosa y Jujuy- con una situación social francamente muy mala.Las calificaciones pertenecen al estudio Ranking social provincial que dio a conocer la Fundación Capital. El economista que preparó el trabajo, Hernán Lacunza, aclaró a Clarín que la calificación social muy buena que logran algunas provincias es relativa y no absoluta: Están muy lejos de pertenecer al Primer Mundo, señaló. En el relevamiento no se incluyó a la Capital Federal, porque sus indicadores sociales son tan superiores a los del resto del país, que distorsionaría los promedios.La metodología toma en cuenta, para el quinquenio 1994-98, los parámetros: Ingreso, Educación, Empleo, Distribución del Ingreso, Pobreza (Necesidades Básicas Insatisfechas), Seguridad (tasa de delincuencia) y Salud. Al tope de la estadística, es decir como más rica, aparece la escasamente poblada Tierra del Fuego, y la más pobre es Jujuy, que tiene el 40% de hogares con necesidades básicas insatisfechas contra el 18% de promedio en todo el país.Lacunza reconoce que las provincias son difícilmente comparables entre sí, debido a una enorme disparidad en población y recursos. El ejemplo más típico sería el del Gran Buenos Aires, con algunos partidos paupérrimos en comparación con las zonas más ricas de la provincia. Sin embargo, subraya Lacunza, el ranking por provincias es el único correcto estadísticamente y tiene utilidad para fijar políticas gubernamentales, por ejemplo en la lucha contra el desempleo.Del informe surge que el norte del país lleva la peor parte: menos ingresos, menos salud y menos trabajo, y encima, el dinero concentrado en pocas manos. En lo único que no se muestra peor el Norte es en materia de seguridad, quizás porque la delincuencia se concentró más en las áreas centrales, comenta el especialista. Eso demuestra que si bien es verdad que a mayor pobreza hay más delincuencia, no es toda la verdad.
