Agua para consumo humano (2024)

Datos y cifras

  • En 2021, más de 2000 millones de personas vivían en países con escasez de agua, situación que probablemente empeorará en algunas regiones como resultado del cambio climático y el crecimiento de la población. (1)
  • En 2022 había en el mundo al menos 1700 millones de personas que tomaban agua para consumo de fuentes contaminadas con heces. La contaminación microbiana del agua potable como resultado de la presencia de heces supone el mayor riesgo de toxicidad.
  • Aunque los principales productos químicos presentes en este tipo de agua que acarrean riesgo son el arsénico, los fluoruros y los nitratos, hay nuevos contaminantes, como determinados fármacos, plaguicidas, moléculas perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, y microplásticos que también son peligrosos.
  • Se necesitan cantidades suficientes de agua salubre para practica una buena higiene, que es fundamental para prevenir las enfermedades diarreicas, infecciones respiratorias agudas y numerosas enfermedades tropicales desatendidas.
  • El agua para consumo humano contaminada con microbios puede transmitir enfermedades diarreicas, el cólera, la disentería, la fiebre tifoidea y la poliomielitis. Según los cálculos, esta contaminación causa cada año 505000 muertes por enfermedades diarreicas.
  • En 2022, 6000 millones de personas (el 73% de la población mundial) se abastecían a través de un servicio de suministro de agua para consumo humano gestionado de forma segura, es decir, ubicado en el lugar de uso, disponible cuando se necesita y no contaminado.

Información general

El agua salubre y de fácil acceso es importante para la salud pública, tanto si se utiliza para beber, para uso doméstico, para producir alimentos o con fines recreativos. La mejora del abastecimiento, el saneamiento y de la gestión de los recursos hídricos puede impulsar el crecimiento económico de los países y contribuir en gran medida a reducir la pobreza.

En 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció explícitamente el derecho humano al abastecimiento de agua y al saneamiento. Todas las personas tienen derecho a disponer de forma continuada de cantidades suficientes de agua salubre, físicamente accesible, asequible y de una calidad aceptable para el uso personal y doméstico.

Servicios de suministro de agua potable

La meta 6.1 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible consiste en proporcionar acceso universal y equitativo a agua potable salubre y asequible. El seguimiento de la meta se realiza mediante el indicador relativo a los servicios de suministro de agua potable gestionados de manera segura, es decir, agua potable procedente de una fuente mejorada ubicada en el lugar de uso, disponible cuando se necesita y sin contaminación fecal ni por sustancias químicas prioritarias.

En 2022, 5600 millones de personas se abastecían a través de un servicio de suministro de agua para consumo humano gestionado de forma segura, es decir, ubicado en el lugar de uso, disponible cuando se necesita y no contaminado. Entre los restantes 2200 millones de personas sin servicios gestionados de forma segura se contaban en 2022:

  • 1500 millones de personas que gozaban de servicios básicos, es decir, acceso a una fuente mejorada de suministro de agua a menos de 30 minutos en un trayecto de ida y vuelta;
  • 292 millones de personas con servicios limitados, es decir, con una fuente mejorada de suministro de agua situada a una distancia de más de 30 minutos;
  • 296 millones de personas que se abastecían de agua procedente de pozos y manantiales no protegidos, y
  • 115 millones de personas que recogían agua superficial no tratada en lagos, estanques, ríos o arroyos.

A este respecto, en la actualidad sigue habiendo grandes desigualdades geográficas, socioculturales y económicas, no solo entre las zonas rurales y las urbanas, sino también dentro de las ciudades, donde muchas personas viven en asentamientos informales, ilegales o de baja renta, con escaso acceso a fuentes mejoradas de abastecimiento de agua potable.

Agua y salud

El agua contaminada y el saneamiento deficiente contribuyen a la transmisión de enfermedades como el cólera, otras enfermedades diarreicas, la disentería, la hepatitis A, la fiebre tifoidea y la poliomielitis. Si no hay servicios de agua y saneamiento, o si estos son insuficientes o están gestionados de forma inapropiada, la población se expone a riesgos para su salud que, en realidad, se pueden prevenir. Esta prevención se podría conseguir especialmente en los establecimientos de salud sin servicios de suministro de agua, saneamiento e higiene, donde tanto pacientes como profesionales corren más riesgo de contraer infecciones y enfermedades.

De cada 100 pacientes ingresados en hospitales de agudos, siete de países de ingresos altos y 15 de países de ingresos medianos y bajos contraen al menos una infección relacionada con la atención sanitaria durante su estancia hospitalaria.

Debido a la gestión inadecuada de las aguas residuales urbanas, industriales y agrícolas, cientos de millones de personas beben agua con contaminación biológica o química. Además, el agua para consumo humano, sobre todo si procede del subsuelo, puede contener productos químicos, como arsénico y fluoruros, y cantidades elevadas de otros productos químicos, como plomo, a causa de la lixiviación de tuberías de conducción.

Se calcula que cerca de un millón de personas fallecen cada año a causa de enfermedades diarreicas contraídas como resultado de la insalubridad del agua, de un saneamiento insuficiente o de una mala higiene de las manos. Sin embargo, en la mayor parte de los casos estas enfermedades se pueden prevenir: si se abordasen esos factores de riesgo, cada año se podría evitar que fallecieran unos 395000 niños menores de cinco años. En los lugares con poco acceso al agua potable, muchas personas pueden considerar que no hay que malgastarla lavándose las manos y, así, es más probable que se propaguen las enfermedades diarreicas y de otra índole.

Las principales enfermedades que se contraen al consumir alimentos o agua contaminados cursan con diarrea. En 2021, más de 251 millones de personas requirieron tratamiento preventivo para la esquistosomiasis, una enfermedad grave y crónica provocada por helmintos causada por la exposición a agua infestada.

También hay insectos en muchas partes del mundo que viven o crían en el agua y son portadores y transmisores de enfermedades, como el dengue. Algunos de esos insectos, que se denominan vectores, crecen en aguas no contaminadas y pueden criar en los depósitos y recipientes domésticos de agua para consumo humano. Tan solo con cubrir estos depósitos y recipientes se puede reducir la cría de vectores y, por ende, la contaminación fecal del agua en los hogares.

Consecuencias económicas y sociales

Cuando el agua procede de fuentes de abastecimiento mejoradas y más accesibles, se gasta menos tiempo y esfuerzo en recogerla, lo que permite dedicar más tiempo para otras actividades. Además, ello redunda una mayor seguridad personal y causa menos trastornos osteomusculares, ya que reduce la necesidad de hacer viajes largos o peligrosos para recoger agua. La mejora de estas fuentes de abastecimiento también ayuda a disminuir el gasto sanitario, ya que las personas enferman menos, incurren en menos gastos médicos y gozan de más salud, lo que comporta una mayor productividad.

Dado que los niños corren especial riesgo de contraer enfermedades que se transmiten a través del agua, el acceso a fuentes mejoradas de abastecimiento puede ayudar a mejorar su salud y, por tanto, a permitir que no pierdan días de escuela, con los correspondientes beneficios a largo plazo para su vida.

Retos por afrontar

Si queremos ofrecer una cobertura universal de los servicios básicos de agua potable en 2030, será necesario duplicar las tasas de progreso registradas hasta el momento y, para lograr el mismo objetivo con los servicios de suministro de agua para consumo humano gestionados de forma segura, las tasas tendrían que multiplicarse por seis. La mejora de los sistemas de abastecimiento de agua debe lograrse haciendo frente al cambio climático, la mayor escasez de agua, el crecimiento de la población, los cambios demográficos y la urbanización. De hecho, más de 2000 millones de personas viven en países con escasez de agua, una situación que probablemente empeorará en algunas regiones como resultado del cambio climático y el crecimiento demográfico. Una estrategia importante para recuperar agua, nutrientes y energía es reutilizar las aguas residuales. El uso de aguas residuales y lodos es una práctica extendida en todo el mundo; sin embargo, gran parte se utiliza sin los conocimientos adecuados, sin tratar y sin otros controles que garanticen la protección de la salud humana y del medio ambiente. Si se hace correctamente, las aguas residuales y los lodos se pueden reutilizar sin riesgos y reportar múltiples beneficios, entre ellos un incremento de la producción de alimentos, una mayor resiliencia a la escasez de agua y nutrientes y una mayor circularidad en la economía.

Las fuentes de abastecimiento de agua para consumo humano y para riego seguirán evolucionando, y cada vez se utilizarán más aguas subterráneas y de fuentes alternativas, como las aguas residuales. Con el cambio climático, habrá más fluctuaciones en la cantidad de agua de lluvia recogida y los recursos hídricos tendrán que gestionarse mejorar para garantizar el abastecimiento y la calidad del agua.

Respuesta de la OMS

Como autoridad internacional en salud pública y calidad del agua, la OMS lidera los esfuerzos mundiales para prevenir las enfermedades transmitidas por el agua y asesora a los gobiernos sobre el establecimiento de metas y reglamentos basados en la salud.

La OMS elabora una serie de directrices sobre la calidad del agua, en particular para consumo humano, el uso sin riesgos de las aguas residuales y la calidad del agua para fines recreativos. Por ejemplo, la Organización publica las directrices para la calidad del agua, basadas en la gestión de riesgos y, desde 2004, las Guías para la calidad del agua de consumo humano, que establecen un marco para el uso del agua potable. En estas guías se recomienda que se establezcan metas basadas en la salud, que los proveedores de servicios de agua elaboren y apliquen planes de salubridad para definir los riesgos, que estos se eviten de la manera más eficaz, desde que se capta el agua hasta su llegada al consumidor, y que se lleve a cabo una vigilancia independiente para velar por la eficacia de estos planes y el cumplimiento de tales metas.

Las directrices para la calidad del agua de consumo humano están respaldadas por publicaciones de referencia en las que se sustentan sus recomendaciones técnicas. Además, la OMS ayuda a los países a aplicar las directrices sobre la calidad del agua mediante la elaboración de materiales de orientación práctica y la prestación de apoyo directo (con ese fin, se redactan normativas sobre la calidad del agua de aplicación local con arreglo a los principios establecidos en las directrices), la elaboración, aplicación y auditoría de planes de salubridad y el fortalecimiento de las prácticas de vigilancia.

  • Directrices para la calidad del agua de consumo humano (en inglés)
  • Recursos de planes de salubridad del agua (en inglés)
  • Elaboración de normativas y reglamentos sobre la calidad del agua de consumo humano (en inglés)
  • Publicaciones de apoyo a las directrices para la calidad del agua de consumo humano (en inglés)

Desde 2014, la OMS ha estado probando productos para el tratamiento de aguas con fines doméstico, con arreglo a sus propios criterios de eficacia basados en la salud, a través de su Plan Internacional de Evaluación de las Tecnologías de Tratamiento del Agua Doméstica. El objetivo de este plan es garantizar que los productos protejan a los usuarios de patógenos causantes de enfermedades diarreicas y reforzar los mecanismos normativos, de reglamentación y de monitoreo en los países para utilizar esos productos de forma correcta y sistemática allí donde se necesiten.

Por otro lado, la OMS colabora estrechamente con el UNICEF en diversos ámbitos relacionados con el agua y la salud y, en particular, en los relativos al agua, el saneamiento y la higiene en los establecimientos de atención de salud. En 2015, ambos organismos elaboraron conjuntamente la herramienta WASH FIT (Water and Sanitation for Health Facility Improvement Tool), con la que se adaptó el enfoque usado en los planes de salubridad del agua. Los pequeños establecimientos de atención primaria de los lugares de ingresos bajos y medianos pueden usar esta herramienta para mejorar de forma continua sus servicios mediante evaluaciones, la clasificación de los riesgos por prioridades y la definición de medidas específicas y con objetivos concretos. En un informe publicado en 2023 se explican las medidas prácticas que los países pueden adoptar para mejorar el acceso a agua salubre, el saneamiento y la higiene en los establecimientos de salud.

Referencias

  1. ONU-Agua. Resumen actualizado de 2021 sobre los progresos en el ODS 6: agua y saneamiento para todos. https://www.unwater.org/sites/default/files/app/uploads/2021/12/SDG-6-Summary-Progress-Update-2021_Version-July-2021_SP.pdf .
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