Los activos corrientes son activos que se espera consumir o vender dentro del año fiscal. Puede tratarse de activos tangibles o intangibles. Los activos corrientes se muestran en la sección activos del balance general de la empresa. Pueden ser un indicador útil de la liquidez de un negocio.
Ejemplos de activos corrientes
En contabilidad, los activos en dinero o cuasidinero siempre se consideran activos corrientes. Algunos ejemplos de activos en cuasidinero:
- Equivalentes al dinero (como bonos a corto plazo y valores negociables)
- Gastos prepagados
Asimismo, otros activos líquidos también se clasifican como activos corrientes. Entre ellos, se suelen incluir las cuentas por cobrar y el inventario. Sin embargo, esto puede generar algunos inconvenientes.
Por ejemplo, si un negocio tiene una relación de larga data con un cliente, es posible que ese cliente tenga más de un año para pagar por un producto o un servicio. En este caso, toda la línea de crédito o una parte de ella se clasificaría como activo no corriente o activo a largo plazo.
Alternativamente, es posible que haya dudas sobre si un cliente pagará la cuenta a tiempo y por completo. En este caso, la línea de crédito o una parte de ella se moverían a la estimación para cuentas de cobro dudoso.
De forma similar, si el inventario de una empresa incluye muchos activos tangibles o especializados, es posible que sea razonable procesarlos como activos no líquidos. Esto se debe a que probablemente sea difícil convertirlos en dinero rápidamente y a un valor justo.
Cómo detallar activos en un balance general
La convención de contabilidad estándar es enumerar los activos en orden del más líquido al menos líquido. Esto significa que los activos corrientes aparecerán antes que los activos no corrientes. Tanto los activos corrientes como los activos a largo plazo suelen desglosarse en las partes que los componen.
En el caso de los activos corrientes, el primer artículo siempre será el dinero (asumiendo que la empresa lo tenga). A continuación, se encuentran los equivalentes al dinero. La forma de enumerar los activos no monetarios suele ser una cuestión del propio juicio. Sin embargo, por lo general, los activos intangibles se detallarán antes que los activos tangibles.
Los activos a largo plazo siguen el mismo patrón. No es probable que incluyan dinero, pero pueden contener algunos equivalentes al dinero, como bonos a largo plazo. Además, no se contarán los valores negociables, pero es posible que se cuenten las inversiones a largo plazo.
El grueso de los activos tangibles de una empresa probablemente se encuentre en la sección de activos a largo plazo del balance general. Ciertamente, se incluirán todos los activos fijos, como los bienes inmuebles, pero también pueden incluirse los activos intangibles, como los fondos de comercio.
Activos corrientes vs. pasivos corrientes
Si bien los activos corrientes son importantes, solo son una parte de la posición financiera general de una empresa. Solo tienen sentido si se los analiza en contexto. En particular, deben compararse con los pasivos corrientes de una empresa.
Los pasivos corrientes son las obligaciones con las que debe cumplir un negocio en el marco de un año fiscal. La mayoría de los pasivos corrientes están relacionados con las operaciones de un negocio. Por ejemplo, incluirían los pagos a empleados y proveedores, así como los dividendos de los accionistas y los impuestos de la empresa.
Con frecuencia, las partes interesadas compararán los activos corrientes con los pasivos corrientes para comprender cuál es la liquidez real de una empresa. Es posible que también analicen los activos no corrientes y los pasivos no corrientes para darse una idea de las perspectivas a futuro de una empresa.
La importancia de una valoración precisa
Además de asegurarse de que los activos se coloquen en la sección correcta del balance general, es crucial asegurarse de que se valoren correctamente. Probablemente, esto sea más bien una preocupación sobre los activos a largo plazo, ya que su valor puede verse afectado por la apreciación, la depreciación o la amortización.
Una vez que hayas determinado la estrategia que utilizarás para calcular el valor de tus activos (y pasivos) con precisión, es importante que la uses con coherencia, ya que esta es la única forma que tienen las partes interesadas de juzgar el rendimiento de tu empresa en el tiempo.
